Nueva evidencia de la causa del autismo. Alerta de Spoiler: No son vacunas

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Trastornos del espectro autista

Trastornos del espectro autista
Anonim

A pesar de lo que pueda escuchar de un ala de celebridades muy vocal de Twitter (en serio, Jim Carrey, simplemente deténgase), las vacunas no causan autismo. Pero la verdadera causa del trastorno del desarrollo aún no se ha determinado. Muchos científicos tienden a pensar que existe una base genética sólida, pero la evidencia no ha sido definitiva. Sin embargo, algunas nuevas investigaciones realizadas en Australia arrojan más luz sobre qué genes están implicados y qué papel desempeñan.

En lo que se promociona como un primer estudio de su tipo, los neurocientíficos y genetistas de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney dicen que han identificado un vínculo entre mutaciones en ciertos segmentos de genes y síntomas del autismo. Los investigadores identificaron más de 100 trozos de ADN conocidos como potenciadores, que controlan la actividad de los genes en el cerebro.

Tratar de encontrar las mutaciones correctas que conducen a la enfermedad no es una tarea fácil. Más del 95 por ciento del ADN en el cuerpo humano no codifica ninguna proteína, por lo que no tiene un papel perceptible para causar trastornos cerebrales. Sin embargo, parte de esta basura desempeña un papel como potenciadores, que son esencialmente capaces de activar y desactivar los genes de codificación. Esto es crucial, ya que ciertas proteínas son necesarias para algunas partes y procesos del cuerpo, pero inútiles (y potencialmente peligrosos) en otras partes.

En un largo proceso que involucró mapas de actividad de genes y pruebas en tejido cerebral, los investigadores encontraron qué potenciadores eran más activos en el cerebro que en otros tejidos. Después de ver qué potenciadores eran más activos y compararlos con mutaciones que ya se sabía que conducían a otros trastornos cerebrales, encontraron una correlación positiva entre ciertas mutaciones y el autismo.

Estos hallazgos sugieren que los potenciadores desempeñan un papel en la progresión del trastorno.

Los investigadores no saben cómo se producen estas mutaciones potenciadoras, o exactamente cómo se pueden revertir los efectos. Pero los resultados son un paso más en una pila cada vez más creciente de datos que vinculan el autismo con los genes, y no las vacunas u otras teorías locas. No está claro cuánto persuadirán a Jenny McCarthy y sus compañeros, pero oye, ¡uno puede tener esperanza!

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