Los motores de búsqueda hacen que sea difícil saber lo que sabes

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Собери сам свой маленький двигатель

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Anonim

Internet, no las aplicaciones ni las brújulas digitales, pone el "inteligente" en el "teléfono inteligente". Pero no necesariamente pone el "inteligente" en la "persona inteligente". Ahora que las búsquedas en Google alejan cada operación humana de Boolean de una respuesta, estamos perdiendo colectivamente nuestra capacidad de evaluar nuestra propia inteligencia. En una serie de experimentos en línea, un equipo de investigadores de la Universidad de Yale cree que ha encontrado evidencia de que Internet infla nuestra autopercepción intelectual.

Por cierto, la evidencia anecdótica apoya esta conclusión.

Para llegar a su conclusión (y confirmar sus sospechas), los autores del estudio pidieron a casi 200 personas que explicaran un fenómeno en la ciencia, el clima y la salud humana. Algunos de los sujetos tenían acceso a Internet para buscar la respuesta a una consulta específica, como "¿Cómo funciona una cremallera?" Luego tuvieron que responder preguntas en dominios no relacionados. Todas las respuestas fueron autoevaluadas en cuanto a calidad, y quienes tuvieron acceso a Internet calificaron sus respuestas como más informadas en general. Ellos no estaban "Cuando las personas están realmente solas, pueden ser muy inexactas sobre cuánto saben y cuán dependientes son de Internet".

Como explican los investigadores en el Revista de psicología experimental:

La búsqueda de respuestas en línea conduce a una ilusión tal que la información accesible desde el exterior se combina con el conocimiento "en la cabeza" (Experimento 1a yb). Esto es válido incluso cuando se controla el tiempo, el contenido y la autonomía de búsqueda durante la tarea (Experimento 1c). Además, los participantes que utilizaron Internet para acceder a las explicaciones esperaban tener una mayor actividad cerebral medida como resonancia magnética, correspondiente a explicaciones de mayor calidad, mientras respondían preguntas no relacionadas (Experimento 2a). Este efecto no se debe a una mala interpretación de la medida dependiente (Experimento 2b) o al exceso de confianza general (Experimento 3) y se controla mediante búsquedas en los motores de búsqueda de Internet (Experimento 4a-c).

En muchos sentidos, nuestras mentes tratan a Internet como un socio de memoria transactiva, ampliando el alcance del conocimiento al que tenemos acceso. Los resultados de estos experimentos sugieren que la búsqueda en Internet puede provocar un fallo sistemático en el reconocimiento de la medida en que dependemos del conocimiento subcontratado. La búsqueda de explicaciones en Internet infla el conocimiento autoevaluado en dominios no relacionados.

A Fisher le preocupa que un ego intelectual inflado pueda ser peligroso. Esa es una preocupación justa (consulte: la desaparición intelectual de Vizzini, inserte el candidato político que elija aquí). Pero si un teléfono inteligente está siempre disponible, ¿en qué momento el Google busca algo simplemente? volverse una parte del proceso de pensamiento de una persona? Es posible que nuestros cerebros no contengan la información que creemos que tiene, pero el futuro se perfila como un gran punto de acceso Wi-Fi. Sí, somos arrogantes cuando podemos explicar cómo funciona una cremallera, pero si podemos buscarla en Internet, también tenemos razón.

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