Tu obsesión con Guac está destruyendo los bosques mexicanos

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Anonim

El aguacate, posiblemente la fruta más perfecta de la naturaleza, tiene una nueva mancha en su reputación.

La demanda estadounidense está impulsando la deforestación en México y empujando a los agricultores a las tierras de reserva reservadas para la migración de las mariposas monarca. Un funcionario del departamento forestal del país dijo a The Associated Press que las personas se están introduciendo furtivamente en los bosques protegidos, plantando árboles de aguacate y lentamente pelando el dosel de arriba para dar paso a este valioso cultivo. No es solo un problema para las mariposas, ya que las plantaciones de aguacate absorben el doble de agua que los bosques nativos de hoja perenne, lo que podría afectar a las comunidades y los entornos aguas abajo.

En julio, la policía detuvo a 13 personas en relación con una parcela de 12 acres donde se talaron 350 árboles para hacer espacio para 1,320 árboles de aguacate, informa AP. Que muchos árboles de aguacate podrían algún día generar medio millón de dólares en ingresos anuales, aunque las plantas tardan siete años en alcanzar la madurez. Un informe del gobierno fijó la tasa de deforestación anual de la invasión de aguacate en 1,700 acres anuales.

"Más que nada, es la presión económica", dijo el investigador de palta Ignacio Vidales. "Han visto que sembrar aguacates es más rentable que sembrar maíz u otros cultivos, o incluso el bosque".

Esta noticia es desconcertante para los amantes del guacamole en todas partes, pero tal vez aún no haya llegado el momento de declarar a los aguacates como el dudoso alimento de la comida. La deforestación ilegal es ciertamente un problema, pero la solución a ese problema no es poner fin al comercio de aguacates legales y deliciosos.

Antes de que el Tratado de libre comercio de América del Norte entrara en vigor en 1994, todos los aguacates de Estados Unidos se cultivaban en California y Florida, lo que explica por qué no recuerda comerlos cuando era niño. El TLCAN impide que el gobierno de los Estados Unidos otorgue un trato preferencial a los productos locales, y en 1997 México comenzó a vender a los consumidores estadounidenses.

El crecimiento desde ese pequeño comienzo ha sido asombroso. En 2014, 1,8 billones de libras de aguacates fueron transportados en camiones a través de la frontera, representando el 60 por ciento del mercado de los Estados Unidos. Y, en su mayor parte, eso es algo bueno. Es bueno para los consumidores, que obtienen un suministro durante todo el año de lo más asombroso que la Madre Naturaleza haya inventado jamás; es bueno para los agricultores mexicanos, que obtienen una forma confiable y legal de generar ingresos para sus familias; y es bueno para las economías en ambos lados de la frontera.

Entonces, la próxima vez que Donald Trump amenace con que además de su muro físico, quiera desmantelar el TLCAN construyendo un muro comercial con México, recuerde que vendrá por sus aguacates y, si se sale con la suya, le costará mucho más. Dos dólares para agregar guacamole a su burrito de Chipotle.

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