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Los científicos de la Universidad Nacional de Australia tienen un plan para mejorar los sistemas de alerta de tsunamis en todo el mundo: han construido un algoritmo.
Usando datos de monitores en el océano y modelando cómo se veía un tsunami cuando nació, el equipo de investigadores puede predecir mejor qué tan grande es, a dónde va y quién está en riesgo. Este es un gran paso más allá de los sistemas de alerta de tsunamis existentes, ya que utiliza los datos reales para generar predicciones, en lugar de los escenarios de riesgo de tsunamis que los científicos han calculado previamente, dice Jan Dettmer, un sismólogo de la universidad.
Dettmer y sus colegas presentaron su nuevo algoritmo hoy en una reunión de la Sociedad Acústica de América en Salt Lake City.
Los terremotos pueden ser devastadores, pero a menudo es el tsunami que sigue lo que causa la mayor parte de la muerte y la destrucción. En 2004, un terremoto de 9,1 grados de magnitud azotó la costa de Sumatra, desplazando el fondo marino y provocando devastadoras olas de tsunami que azotaron a Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y otras zonas. Se estima que 230,000 personas murieron.
El poder de un tsunami es innegable. Las olas gigantes pueden viajar a velocidades de 500 millas por hora, eliminando cualquier cosa en su camino. Un tsunami no se parece al tipo de ola que un surfista puede codiciar, porque su longitud de onda es muy larga, a veces se extiende a lo largo de cientos de millas. Cuando golpea tierra, a menudo aparece no como una ola de cresta, sino como una marea muy rápida.
Pero a pesar del abrumador potencial destructivo de estas olas, hay esperanza. Los tsunamis pueden ser rápidos, pero viajan mucho más lentamente que las ondas de choque del terremoto que los originó. Como resultado, es posible que los humanos en tierra obtengan minutos u horas de advertencia para buscar tierras más altas. Los mejores sistemas de alerta podrían haber salvado 50,000 vidas en el tsunami del Océano Índico, según las Naciones Unidas.
Dettmer dice que el programa de computadora de su equipo mejora la precisión de los sistemas de predicción de tsunamis existentes, sin sacrificar la velocidad. Pero generar predicciones mejores y más rápidas es solo una parte de la solución. Para salvar vidas, esa información debe llegar muy rápidamente a la gente de la costa. La buena noticia es que la proliferación de teléfonos celulares, internet y tecnologías de comunicación incluso en las partes más remotas del mundo significa que es posible enviar alertas de tsunami como nunca antes.
Los tsunamis no pueden ser detenidos. Pero su costo para la vida humana puede reducirse drásticamente, con la ayuda de la tecnología, si los gobiernos, los investigadores y las comunidades pueden unirse para hacer de esto una prioridad.
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